Ayer tuvimos conocimiento de unas declaraciones de Ignacio Bermejo, concejal del PSOE en el Ayuntamiento de San Fernando (Cádiz), que crearon una polémica realmente espectacular. En esas declaraciones, realizadas en su muro de Facebook, el concejal afirmaba que el Estado tenía que gestionar la información, debido según él a la creación de bulos que pretenden erosionar al Gobienro, que llegaba a los ciudadanos y culpaba a la prensa, especialmente la que no está bajo la batuta del Gobierno, de crear bulos e intoxicaciones. El concejal, que tuvo que retirar su texto y retractarse, afirmó que no supo explicarse con suficiente claridad.
Es muy preocupante que alguien como Ignacio Bermejo, al cual tuvimos la ocasión de conocer y tratar en varias tertulias cofrades de San Fernando al comienzo de la década pasada, diga sin ruborizarse que el monopolio de la información lo debe tener el Estado. Tales declaraciones suponen el fin de la libertad de información. Nadie tiene que tutelarnos para saber escoger cómo debemos y queremos informarnos. Ya somos mayores de edad para ello. Si nos engañan es nuestro problema y causa espanto pensar que el Estado deba ser el encargado de ello.
Los lectores de El Guardagujas saben que no es nuestra intención meternos en reyertas políticas. Lo hicimos hace años y salimos abrasados. De ahí nuestra intención de orillarlas lo máximo posible. Nuestro objetivo es claro: comentar el pasado, presente y futuro del ferrocarril. Sin embargo, es imposible, al leer las declaraciones de Bermejo, recordar que no siempre los "bulos" han sido inventos perversos. A veces han sido útiles para obtener unos réditos electorales sin precedentes en la historia política de Europa Occidental.
Todos recordamos lo sucedido con el episodio del suicida que, presuntamente, se inmoló en uno de los trenes atacados en los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid. Resumiendo mucho el tema, a las 22:00 de ese día la Cadena Ser, que apostaba por la victoria electoral de Rodríguez Zapatero, difundió una noticia, según la cual, un terrorista se había suicidado en uno de los trenes de Atocha. Según Ana Terradillo e Iñaki Gabilondoi, dos de los altavoces de la noticia en esos días, el suicida iba rapado y tres capas de calzoncillos algo que, según ellos, era costumbre en los terroristas palestinos que atacaban Israel. Nosotros, en el marasmo creado por la avalancha de noticias, nos creímos la noticia que luego se demostró ser falsa. El bulo pretendía hacer creer a la audiencia la autoría islámica del atentado y descartar, de este modo, la autoría de la ETA. Sin embargo, a diferencia de ahora, el partido del señor Bermejo no dijo una palabra sobre el tema. Tampoco esperemos que lo haga 16 años después aunque sería deseable que alguien nos explicara quién pasó esa noticia a la Cadena Ser.
Todos recordamos lo sucedido con el episodio del suicida que, presuntamente, se inmoló en uno de los trenes atacados en los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid. Resumiendo mucho el tema, a las 22:00 de ese día la Cadena Ser, que apostaba por la victoria electoral de Rodríguez Zapatero, difundió una noticia, según la cual, un terrorista se había suicidado en uno de los trenes de Atocha. Según Ana Terradillo e Iñaki Gabilondoi, dos de los altavoces de la noticia en esos días, el suicida iba rapado y tres capas de calzoncillos algo que, según ellos, era costumbre en los terroristas palestinos que atacaban Israel. Nosotros, en el marasmo creado por la avalancha de noticias, nos creímos la noticia que luego se demostró ser falsa. El bulo pretendía hacer creer a la audiencia la autoría islámica del atentado y descartar, de este modo, la autoría de la ETA. Sin embargo, a diferencia de ahora, el partido del señor Bermejo no dijo una palabra sobre el tema. Tampoco esperemos que lo haga 16 años después aunque sería deseable que alguien nos explicara quién pasó esa noticia a la Cadena Ser.
Más información:
Especial de El Guardagujas sobre el suicida del 11-M: primera y segunda parte.
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