Hace ocho años, la ministra de Fomento Magdalena Álvarez sorprendió a la opinión pública con estas declaraciones:
En el AVE Madrid-Málaga los trenes tienen un sistema de señalización distinto y para que puedan circular por el sur de España les hemos puesto un traductor de ese idioma que le habla la vía. Es decir, la vía habla en lenguaje LZD y el tren entiende en RTMS. Por lo tanto, cuando la traducción no es perfecta, por seguridad, el tren deja de funcionar hasta que entiende lo que está diciendo la vía.
Con estas palabras, la ministra pretendía explicar los retrasos que se estaban produciendo en recién estrenada línea Córdoba-Málaga. ¿No hubiera sido más fácil decir, por ejemplo, que los sistemas de comunicaciones no estaban funcionando al 100% y que, debido a los pertinentes ajustes, los retrasos podían darse sin que eso supusiera un problema grave?