Desde hace mucho tiempo, como mínimo un cuarto de siglo, hemos tenido un gran interés por Alcázar de San Juan en general y por la fonda de su estación en particular. Durante muchos años solo tuvimos noticias de ella a través de diversas publicaciones especializadas. Nuestro primer viaje al gran nudo ferroviario tuvo lugar en febrero de 2012 y para nuestra sorpresa, en este caso negativa, la fonda era ya historia. A pesar de no haberla podido conocer en persona, siempre nos ha fascinado todo lo que rodea a este establecimiento que, sin duda, se convirtió en una institución dentro y fuera de Alcázar de San Juan. Por tal motivo, y porque queremos recordar un episodio de nuestro glorioso pasado ferroviario, queremos dedicar en El Guardagujas un espacio a hablar de esta fonda mítica.
El ferrocarril llegó a Alcázar de San Juan en 1858. La llegada de este nuevo tipo de transporte, que había hecho su estreno en la España peninsular diez años antes, iba a cambiar la faz de esta ciudad que algunos consideran patria de Miguel de Cervantes. En aquel año Alcázar de San Juan iba a ser una estación más en la conexión ferroviaria de Madrid con Alicante. Sin embargo, dos años después, esto es en 1860, Alcázar de San Juan vería abierta otra línea que, buscando el sur de España, la uniría con Manzanares. Fue así como empezó la historia de una estación que, con letras mayúsculas, se convirtió en una encrucijada de caminos. La confluencia en Alcázar de San Juan de un tráfico ferroviario tan intenso, nada menos que todas las líneas que unen Madrid con Levante, Badajoz y Andalucía más las líneas transversales, hizo que la estación fuera aumentando sus instalaciones y, de este modo, se creara una fonda que permitiera atender al incesante trasiego de viajeros.
La reina Isabel II, en cuyo reinado nació el ferrocarril en la España peninsular, fue la primera gran visitante de la estación alcazareña en mayo de 1858. De todos modos, la primera gran noticia que existen en los anales de esta fonda, que desgraciadamente hoy se encuentra clausurada aunque ya hablaremos del tema más adelante, es la visita, en 1873, del rey Amadeo de Saboya cuando tuvo que volver a Italia tras su efímero reinado. También hay noticias de las visitas de Alfonso XII, el monarca que dio el título de ciudad a Alcázar de San Juan. También visitó la estación la reina regente María Cristina de Habsburgo-Lorena, viuda del mencionado Alfonso XII y madre del futuro rey Alfonso XIII.
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Fuente: Gaceta de Madrid, 13 de abril de 1877 |
A finales del siglo XIX la compañía MZA (Madrid a Zaragoza y Alicante), propietaria de la estación de Alcázar de San Juan, disponía de fondas repartidas por toda su red ferroviaria: Sevilla, Córdoba, Espeluy, Baeza, Almorchón, Mérida, Badajoz, Zafra, Murcia, Zaragoza, Casetas, Aranjuez, Madrid Atocha, Ciudad Real y Alcázar de San Juan eran algunos de estos ejemplos. Todas estas estaciones eran, como el lector habrá podido comprobar, importantes nudos de comunicación de la red ferroviaria. En aquel momento las fondas estaban en régimen de arrendamiento y cada arrendatario pagaba una cantidad anual que era calculada por agentes de la empresa ferroviaria en función del tráfico de cada estación. En el caso de la de Alcázar de San Juan, su arrendatario debía pagar 3.500 pesetas al año. Era la segunda por facturación tras la de Córdoba.
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Fuente: La Vanguardia, 26 de mayo de 1900. Página 4 |
Como habrá visto el lector al principio de esta entrada, la fonda de Alcázar de San Juan ofreció un menú especial, cuyo precio ascendía a 1,5 pesetas, con motivo del eclipse total de sol que tuvo lugar el lunes 28 de mayo de 1900. Fueron muchos los que cogieron el tren en Madrid y se acercaron a Alcázar de San Juan para presenciar este fenómeno extraordinario. Por tal motivo, la fonda no quiso quedarse atrás y diseñó un menú compuesto de sopa, un frito, merluza en salsa, pollo a la valenciana con arroz, pan vino y postre.
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Fuente: La Vanguardia, 21 de marzo de 1904 |
El siglo XX empezó también con visitas de personajes ilustres de la política española. Tales fueron los casos de Nicolás Salmerón, Melquiades Álvarez, que para llegar a Alcázar de San Juan usó el "mixto de Valencia" y José Canalejas. A lo largo de la nueva centuria personajes célebres, y no solo de la política, visitaron la fonda: Juanito Valderrama, Sara Montiel, Mario Moreno "Cantinflas", etc...
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Fuente: La Vanguardia, 2 de diciembre de 1903 |
La fonda de la estación de Alcázar de San Juan también fue escenario de bodas. Así tuvo lugar el 28 de febrero de 1906. Según cuentan las crónicas de la época, la celebración fue un gran acontecimiento social y el paseo de la estación fue un hervidero de gente que iba y venía a la fonda. Precisamente hay que subrayar el auge que esta arteria urbana, con sus múltiples establecimientos hoteleros y restaurantes, tuvo durante la época dorada de la estación. La construcción del paso inferior de la estación, que comunica el edificio del paseo con el andén central y que data de la tercera década del siglo pasado, repercutió positivamente en el acceso a la fonda.
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Mosaicos de la antigua fonda de Alcázar de San Juan |
La fonda de Alcázar de San Juan no se entiende sin sus famosos azulejos, que podéis ver en la foto anterior, que narran la historia del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha. Esta colección de azulejos fueron instalados en la fonda en los años 20 del pasado siglo y proceden del taller trianero de Mensaque Rodríguez. Estos azulejos estuvieron inspirados en las ilustraciones que José Jiménez de Aranda realizó con motivo del III centenario de la edición de la primera parte del Quijote en 1905. Esta colección de azulejos es el único recuerdo que nos queda de la antigua fonda.
Tras la Guerra Civil, la estación, y con ella la fonda, pasa a manos de RENFE. La fonda, que llegó a tener 33 empleados en nónima y que estaba abierta las 24 horas del día, no solo se limitó al local que podemos ver en la estación. La venta de productos a los viajeros también se realizaba en el propio andén. Para tal fin se crearon unos carrillos, que disponían de una cesta de mimbre, en los que el vendedor llevaba bocadillos, tortas de Alcázar, chocolatinas, bebidas como la gaseosa local La Prosperidad etc...
Los recuerdos en torno a la fonda son infinitos, algunos de ellos dignos de aparecer en novelas. Los testimonios no solo hablan de los trenes regulares sino también de los extraordinarios como los que transportaban trabajadores para la vendimia en Francia, aficionados que iban a ver un partido de fútbol, militares de maniobras, peregrinos y enfermos que iban a Lourdes, etc... La fonda también se ocupaba de suministrar víveres, encargados lógicamente por RENFE, a los viajeros que iban en trenes con un retraso importante.
La fonda de Alcázar de San Juan, de la que desgraciadamente solo nos quedan recuerdos imborrables y los azulejos del Quijote, atesora miles de historias anónimas que darían para interminables libros de vivencias y recuerdos.
Más información:
Tesela, número 72. Cuadernos Mínimos. Patronato Municipal de Cultura. Ayuntamiento de Alcázar de San Juan.