Decíamos ayer que el ministro Ábalos está haciendo suyas las clásicas reivindicaciones del separatismo catalán en materia de infraestructuras. Según el separatismo catalán, en cualquiera de sus versiones, Cataluña tiene un déficit en inversiones. Hasta los libros de texto escolares así lo dicen. Incluso el diputado Gabriel Rufián relacionó el mal estado de las Cercanías en Barcelona con el crecimiento del sentimiento separatista. El problema para Ábalos y sus actuales aliados, que le han permitido llegar al Ministerio de Fomento cuando nadie pensaba en tal cosa hace diez meses, es que la realidad es muy tozuda.
Si realmente hablamos de déficit en infraestrucutras, tenemos que mirar, por ejemplo, a Extremadura. No es la primera vez que en El Guardagujas hablamos del estado tercermundista de las comunicaciones ferroviarias en la tierra de conquistadores. Durante el pasado puente del Pilar, los trenes que recorren las vías extremeñas han sufrido cuatro incidencias. El incidente más esperpéntico fue el ocurrido en Fuenlabrada cuando el Talgo Mérida-Badajoz se paró por falta de combustible algo que resulta asombroso e incomprensible. El viernes 12 el Talgo de Madrid a Badajoz sufrió una avería en Torrijos. El domingo se produjeron dos averías más, una en un regional con destino Sevilla Santa Justa y otro en el Talgo que une Extremadura con Madrid. La situación es tan grave que ha provocado que Renfe cese a dos gerentes.
Como ven. estas noticias nos hablan de una situación en la que claramente hay, además de un déficit en infraestructuras, un abandono sangrante hacia una comunidad autónoma que está sufriendo un servicio ferroviario deplorable. Ya sabe Ábalos dónde están las prioridades.
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