sábado, 27 de junio de 2015

La primera víctima de la ETA

El ferrocarril, con demasiada frecuencia, también ha sido protagonista de noticias luctuosas. Hoy, 27 de junio, se cumplen 55 años del primer atentado de la ETA con víctimas mortales y el escenario fue una estación de tren. La ETA, que había sido fundada oficialmente en 1958, era una organización que pretendía, que pretende mejor dicho porque aún no se ha disuelto, implantar un Estado vasco independiente y revolucionario. Su objetivo es conseguir, por la vía de la fuerza, la independencia de las tres provincias vascas, Navarra y el País Vasco francés. En total, siete territorios o herrialdes. Lo que en un principio era una mera asociación de jóvenes nacionalistas insatisfechos, provenientes de las juventudes del PNV, se iba a convertir en una de las más longevas y mortíferas organizaciones terroristas de Europa Occidental.

El 27 de junio de 1960 la organización terrorista ETA siembra de artefactos explosivos las líneas ferroviarias de España. Cinco explosiones tuvieron lugar en diversos puntos de la geografía española. En concreto, la ETA puso bombas en el tren correo Madrid-Barcelona, y en consignas de estaciones de Madrid, Barcelona y San Sebastián. Precisamente, en la donostiarra estación de Amara, tuvo lugar el atentado que se llevó por delante a la niña Begoña Urroz Ibarrola de 22 meses y provocó heridas a otras cinco personas. También hubo otra explosión en la estación del Norte de la misma ciudad, aunque sin víctimas. Begoña Urroz fue literalmente abrasada por la deflagración: el 90% de su cuerpo tenía quemaduras de consideración y no se escapó de la muerte. En las notas oficiales de la época, las siglas de la ETA no aparecían. Se hablaba de enemigos internos y externos que pretendían socavar la paz del pueblo español. Pero nada más. ETA, que era tímidamente conocida en el País Vasco por los pasquines que aparecían de vez en cuando, tampoco reivindicó el atentado. Siete años después, la ETA perpetró su primer atentado "oficial" con el asesinato del guardia civil José Pardines. Pero de lo sucedido en Amara nadie dijo nada hasta muchos años después. En la década de los noventa, gracias a las investigaciones de José Antonio Pagola y Ernest Lluch (asesinado por ETA en 2000), se aclaró la autoría de este atentado. A pesar de esto, el entorno de la ETA sigue negando su responsabilidad.

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