Hace casi once años se puso fin, tras 64 años, al monopolio del ferrocarril en España. La empresa RENFE era, desde 1941, la dueña y señora del ferrocarril de ancho ibérico en nuestro país. El 1 de enero de 2005, sin embargo, se inició la liberalización del sector. La primera medida, aprobada en el último Consejo de Ministros de diciembre de 2004, fue la división de RENFE en dos entidades: ADIF y RENFE Operadora. La primera se encargaría de la administración y mantenimiento de la infraestructura ferroviaria, mientras que la segunda, que ya ha sido dividida en más secciones, se convertiría en una empresa que competiría en igualdad de condiciones con otros operadores privados. Más tarde, en 2013, Renfe pasaría a tener cuatro divisiones.
En la actualidad, la liberalización ha llegado a las mercancías. Ya no es extraño ver por las líneas férreas de España trenes de empresas como Logitren, Acciona, Continental Rail o Tranfesa. Por otra parte, la competencia en el tráfico de viajeros aún no es una realidad.
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