domingo, 4 de febrero de 2018

El ferrocarril de la muerte de Birmania a Siam (II)

Mapa del ferrocarril de Birmania a Siam.
Fuente: The Times, 15 de septiembre de 1945.
A principios de 1943, los Japoneses informaron a los británicos que debían preparar un contingente de 7.000 hombres, que sería conocida como la Fuerza F, que deberían ser trasladados a Siam. Según los ocupantes, los prisioneros estarían mejor en Siam ya que sería más fácil alimentarlos allí. A pesar de las dificultades iniciales, los británicos lograron reunir esa cantidad de prisioneros, entre los que se encontraban enfermos e incapacitados. En total, 3.600 australianos y 3.400 británicos formaban la Fuerza F, de los cuales el 30% estaba incapacitado para cualquier tarea. El contingente empezó a salir para Siam en abril de 1943 en 13 trenes de mercancías. El viaje, si es que se puede llamar así, estuvo lleno de penalidades. Además del calor, la comida y el agua eran escasas. Al llegar a su destino, la ciudad de Bampong, los oficiales británicos pensaron que la ruta a pie, que se realizó en 15 jornadas, sería de unas 30 o 40 millas, pero al final resultó ser de 128. Se intentaron conseguir camiones para transportar a los enfermos pero fue inútil. Sólo seis personas pudieron ser evacuadas a un hospital japonés en Bampong. La travesía también coincidió con el monzón que convirtió el camino en "un mar de barro".

La jornada de los prisioneros

El toque de diana era a las 5 de la mañana. El desayuno se realizaba a oscuras y consistía en tres cuartos de pinta de arroz congee y algo de té. A continuación se presentaban ante un suboficial o soldado japonés. Los japoneses insistieron siempre en la necesidad de tener siempre una cuota fija de prisioneros dispuestos para el trabajo, algo que no siempre era posible debido a la gran cantidad de enfermos. Los médicos británicos eran los responsables, muy a su pesar, de elegir qué prisionero podía ir o no a trabajar. A veces era el propio suboficial japonés el que se encargaba de la tarea.

Los prisioneros de guerra debían realizar un camino de ocho millas por un barrizal. Su tarea consistía en aclarar zonas de jungla, talar árboles, cortar leña, cargar elefantes, mover rocas y transportar tierra en carretillas. Al mediodía había un breve descanso en el que se solía tomar un poco de arroz hervido y alubias. La jornada acababa al ocaso y era agotadora. Al llegar al campo, la cena era sobre las 10 de la noche y se volvía a tomar arroz, alubias y té. Se dio la circunstancia de que muchos prisioneros aliados jamás vieron su campamento de día. 

Fuente: The Times, 18 y 19 de septiembre de 1945. Página 5 en ambos casos.

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