Tal día como hoy, pero del año 2008, la banda terrorista ETA (aunque algunos no quieran recordarlo existió), asesinó al empresario vasco Ignacio Uría, propietario de la empresa Altuna y Uría. Esta empresa estaba vinculada a la construcción del AVE en el País Vasco y eso fue motivo suficiente para que los etarras situaran al empresario en el punto de mira. La ETA, al igual que con otras infraestructuras, se opuso a su manera al proyecto y la empresa de Uría venía sufriendo desde hace tiempo el acoso y derribo de los etarras. Otra de las razones para su "ejecución" (así denominó ETA el asesinato) fue su negativa a pagar el denominado "impuesto revolucionario".
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