lunes, 10 de octubre de 2016

Frómista: encrucijda de caminos (y II)

Canal de Castilla a su paso por Frómista. Verano de 2011.
Foto: Jorge.
La ciudad de Frómista, así lo digo en el título de estas entradas, es una encrucijada de caminos desde hace siglos. Por su término municipal discurren importantes vías de comunicación que, en algún caso, hunden sus raíces en la Edad Media. La primera de esas vías es, lógicamente, el Camino de Santiago. Frómista está situada entre Boadilla del Camino y Carrión de los Condes, una etapa que, como otras, transcurre por la denominada Tierra de Campos. De hecho, la ciudad de Frómista es escogida por muchos peregrinos para pernoctar y continuar la ruta jacobea al día siguiente. En este sentido, hay un albergue de peregrinos al lado de la estación de ferrocarril. Por otra parte, tenemos el impresionante Canal de Castilla, una obra hidráluica que surgió en la Ilustración Española gracias al impulso del Marqués de la Ensenada en el reinado de Fernando VI. Con él se pretendía unir la meseta castellana con el Cantábrico. Era una obra ambiciosa que uniría Segovia con Reinosa. En Frómista se pueden apreciar algunas de las esclusas del Canal de Castilla. 

Indicador del Canal de Castilla en Frómista. Verano de 2011.
Foto: Jorge.
Aparte de esas vías de comunicación, Frómista es una de las ciudades palentinas atravesadas por la A-67, la autovía que une la Meseta con Cantabria y que ha mejorado notablemente las comunicaciones del centro de España con la Cornisa Cantábrica. Además de lo anterior, Frómista es una ciudad por la que pasa la línea de ferrocarril de Palencia a Santander. En su estación hacen parada los regionales que unen Valladolid Campo Grande con la capital cántabra. Además, estos trenes permiten también ir a Madrid Chamartín previo trasbordo con Valladolid.

Indicativo de la A-67 en las proximidades de Frómista.
Verano de 2011. Foto: Jorge.
Estación de tren de Frómista. Verano de 2012.
Foto: Jorge.

No quisiera terminar mi reportaje sin decir que Frómista es también un lugar en el que se come muy bien. Para degustar la gastronomía típica de la Tierra de Campos, recomiendo la visita a Los Palmeros, un restaurante magistral que llevo visitando desde 2011 y en el que he podido degustar especialidades como la sopa castellana, alubias de Saldaña, lechazo al horno, atún de almadraba, filete de buey galaico, etc... Y si buscáis un lugar para dormir, recomiendo el Hotel San Martín. Por lo demás, sólo me queda agradecer a los habitantes de Frómista sus atenciones y amabilidad. El próximo verano nos vemos.

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