Estación de Utrera. Sábado, 6 de febrero de 2016. Fuente: Jorge. |
El pasado sábado 6 de febrero rompí una costumbre en mis viajes a Sevilla: viajé a uno de los pueblos de la provincia. La capital de Andalucía cuenta, obvio es decirlo a estas alturas, con suficientes atractivos como para perderse, y no exagero, durante semanas. Sin embargo, es también cierto que, precisamente por la razón que acabo de exponer, los pueblos de la provincia de Sevilla están un poco eclipsados por la fuerza de atracción que ejerce la capital hispalense. Por tal motivo, y también por el deseo de conocer el antiguo nudo ferroviario, me acerqué a la localidad de Utrera. Como otras tantas ciudades, Utrera era para mí una perfecta desconocida. Su nombre sólo lo conocía de pasar por ella en tren cuando me dirigía a Sevilla en los más diversos trenes: unidades 440, trenes diurnos, expresos, Alvia, etc.. Era ya momento, pues, de conocer algo mejor esta localidad.
El viaje a esta localidad de la campiña es bastante cómodo. Basta con tomar uno de los cercanías que unen la capital con la localidad. El sábado suele haber uno cada hora. En apenas media hora llegué a mi destino a bordo de un Civia. El viaje de ida y vuelta cuesta unos 7 euros desde Sevilla Santa Justa.
El tren Civia en el que llegué a Utrera. Fuente: Jorge. |
Lo primero que llama la atención es la estación. A diferencia de lo ocurrrido con otros edificios semejantes de la línea Sevilla-Cádiz, y así lo he dicho en otras ocasiones, la estación de Utrera ha sobrevivido a la moda de los edificios funcionales e impersonales. La estación presenta todo el encanto de las estaciones de siempre
Aspecto del vestíbulo de la estación de Utrera. Fuente: Jorge. |
Como se aprecia en la anterior fotografía, la tradición no está, en absoluto, reñida con la modernidad. Además, la estación cuenta con personal que ayuda al viajero para sacar sus billetes. Aunque parezca increíble, estaciones de la categoría de Venta de Baños no disponen de ese servicio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario