Hace casi cinco años, estuvimos comentado en El Guardagujas, de manera breve, los avatares que rodearon el viaje de Vladimir Illich Ulianov, más conocido como Lenin, en tren desde Suiza hasta San Petersburgo. Como ya hemos señalado en otra parte, durante este verano hemos finalizado la lectura de The Russian Revolution, una obra de Richard Pipes que ya hemos utilizado anteriormente, y que aporta más datos sobre este viaje crucial para entender el devenir de Rusia durante los meses que transcurrieron entre la revolución de febrero y la de octubre, momento en el que los bolcheviques tomaron el poder. No es exagerado afirmar que la Revolución Rusa no se entiende sin el ferrocarril, un medio de comunicación que también jugó un papel determinante en la Guerra Civil rusa.
El Kaiser Guillermo II, al percatarse de la dificultad de destruir definitivamente el ejército zarista, llegó a la conclusión de que lo mejor para los Imperios Centrales era dividir la Triple Entente. Para tal fin, se considerarían medidas de otro tipo como fomentar la división de la opinión pública y la clase política rusa. El nuevo gobierno provisional ruso seguía estando al lado de los aliados y, por tanto, se hacía necesario la desactivación del nuevo régimen mediante un golpe de efecto. Hubo personajes, como Alexander Parvus, que aseguraron que la izquierda antibelicista, debidamente organizada para tal fin, dejaría a Rusia fuera de la guerra en dos o tres semanas. No solo eso. Su análisis sobre Lenin parecía realmente espectacular: predijo que el líder revolucionario derrocaría el Gobierno Provisional y, seguidamente, pediría una paz por separado al Imperio Alemán. Para regresar a Rusia, una empresa que costó al Tesoro alemán unos cinco millones de marcos de la época, Lenin puso sobre la mesa una serie de condiciones como otorgar al tren un estatus de extraterritorialidad y que los viajeros no tuvieran que pasar por controles de pasaporte.
A las 3:20 p.m. del 9 de abril de 1917, 32 emigrados rusos partieron hacia la frontera entre Suiza y Alemania. Aunque se desconocen sus nombres, sí sabemos que en el pasaje del tren figuraban 19 bolcheviques (Lenin, Krupskaia, Zinoviev con su esposa e hijo, Inessa Armand y Radek), 3 seguidores de Trotsky y 6 miembros del Bund. En el paso fronterizo de Gottmadingen son trasladados a un tren compuesto por dos coches: uno para los rusos y otro para la escolta alemana. Pipes afirma que, en contra de lo que se suele decir, el tren no estaba sellado. Dos días después el tren llega a Berlín donde se detiene durante una jornada completa. Al día siguiente reanuda su marcha hasta Sassnitz, donde el pasaje toma un barco hacia Suecia (Trälleborg). Al llegar a Suecia se dirigen a Estocolmo donde son recibidos calurosamente por el alcalde de la capital.
Mientras sucedía todo esto, el Gobierno Provisional, salido de la Revolución de Febrero, dudaba sobre la conveniencia de dejar entrar a Lenin en el país. Al final, dio luz verde a la llegada de los revolucionarios por la creencia de que Lenin se comprometería políticamente al haber viajado por territorio enemigo. La expedición llegó a la estación de Finlandia de San Petersburgo el 16 de abril de 1917 a las 11:00 p.m.
Lenin tardó poco en dejar claras sus intenciones. El mismo día de su llegada presentó su programa político para el futuro de Rusia. Este programa sería conocido como Las Tesis de Abril:
- Finalización de la guerra de manera inmediata
- Transición a la "segunda fase de la Revolución"
- Rechazo a la colaboración con el Gobierno Provisional
- Todo el poder para los soviets
- Abolición del ejército y creación de milicias
- Abolición de la propiedad privada, nacionalización de la tierra y creación de un Banco estatal
- Creación de la Tercera Internacional
- Control de la producción y distribución
Fuente: Pipes, Richard. The Russian Revolution. Vintage. New York. 1991.
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