La noticia tiene tiempo pero da una idea de las garantías que tuvo el proceso electoral convocado ilegalmente por el Parlamento de Cataluña a principios de septiembre. Según informó La Vanguardia, la estación de tren de Rubí, perteneciente a los Ferrocarriles de la Generalidad de Cataluña (FGC), fue habilitada como colegio electoral ante la imposibilidad de que la oficina del Servicio Catalán de Empleo albergara las once urnas asignadas. Lo curioso del tema es que esta decisión fue tomada por un Comité de Defensa del Referéndum, un detalle que viene a corroborar la tesis, defendida aquí en El Guardagujas, de que el proceso separatista es también revolucionario. No es la primera vez que tenemos noticias del servicio que la empresa catalana de ferrocarriles presta, como no podía ser de otro modo, a la causa separatista. Nunca habíamos visto en España, al menos no lo recordamos, una estación convertida en colegio electoral, aunque si las iglesias catalanas se prestan a ello, ¿por qué no una estación?
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