El separatismo catalán anda muy entretenido hablando de "urnas", "opresión", "derecho a decidir", etc... Sin embargo, los líderes del proceso aún no han tenido tiempo de explicar qué consecuencias tendrá la brillante idea de convertir a Cataluña en una nueva Albania (la de Enver Hoxa claro). Viendo el ideario de los socios de Puigdemont, me atrevería a decir que Albania podría ser un Estado floreciente al lado de Cataluña. Uno de los temas que no han tenido a bien explicar es qué pasará con las comunicaciones ferroviarias. Hasta el momento, los líderes separatistas han expresado su intención de incautar las instalaciones que el Estado Español, con dinero de todos, ha construido en aquel territorio. Ello incluiría, naturalmente, las instalaciones ferroviarias de Adif y Renfe. Pero, dejando eso a un lado, la secesión de Cataluña traería consigo otras consecuencias. Si Cataluña se va de España, también se iría de la Unión Europea y eso se traduciría en la paralización del Corredor Mediterráneo. Un informe del diario Expansión afirma:
Bruselas ha dado prioridad a este proyecto en detrimento del Corredor Central, pero su visión podría cambiar: ¿tiene sentido financiar una línea ferroviaria que cruza por una zona arancelaria y encarece el coste del transporte?, se preguntaron los promotores del estudio del IEE en su visita a Barcelona en marzo de este año.
La salida de Cataluña de la UE implicaría para sus ciudadanos la desaparición de la libertad de tránsito y la aparición de controles fronterizos donde antes no lo había. De todos modos, eso es precisamente lo que quiere la CUP, la organización política que lidera el proceso separatista.
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