Ayer tuve la "inmensa suerte" de coger el tren Talgo Madrid Chamartí-Almería. Digo que fue una inmensa suerte porque pude ver, de primera mano, lo que supone ir de la capital de España a esa ciudad andaluza. El viaje confirmó la lamentable situación del ferrocarril en Andalucía Oriental. Bien es verdad que es algo que ya sabía, pero quiero dejar constancia en este blog de mis impresiones.
El tren sale de Chamartín a las 8 de la mañana y llega a Atocha 15 minutos más tarde. Es ahí, en Puerta de Atocha, donde realmente se llena el tren. Ayer iba en clase turista y el vagón 4 se llenó a excepción de cuatro asientos. Este dato evidencia que la gente usa el tren pero Renfe no tiene a bien mejorar el servicio. El Talgo es un tren incómodo. Los asientos no se reclinan y los maleteros son exiguos. En clase preferente, los clientes no reciben ni la prensa, algo que no sucede en otros servicios como el Alvia de Madrid a Santander. Otro detalle que evidencia la poca deferencia de Renfe con los viajeros de Almería es lo que vi el lunes en Chamartín. El tren de la tarde, que sale a las 14:34 de Chamartín, no tenía la vía puesta en el tablón electrónico a las 14:25. Es decir, los viajeros deben ir corriendo literalmente al tren para no perderlo. Esta situación no pasa en los trenes AVE.
El tren tarda más de 6 horas en llegar a Almería (su llegada oficial es las 14:22). En dos ocasiones el tren se paró en mitad de la vía (una de ellas al salir de Alcázar de San Juan). Ayer el tren llegó con más de diez minutos de retraso. Evidentemente, no esperen ustedes una indemnización.
Si comparamos esta situación con la que está viviendo Granada, una ciudad incomunicada desde abril de 2015, Almería tiene un panorama maravilloso. Dejando las bromas aparte, es una vergüenza que Andalucía Oriental siga teniendo estas deficientes comunicaciones con el centro de la Península y con el resto de la región.
No hay comentarios:
Publicar un comentario