Como todos ya sabéis a estas alturas Óscar Puente, antiguo alcalde de Valladolid y portavoz del PSOE durante la fallida investidura de Feijóo en septiembre, es ahora el nuevo y flamante ministro de Transportes y Movilidad Sostenible. Lleva menos de un mes en el cargo y ya ha sido protagonista de algunas polémicas que anuncian que su mandato no nos va a aburrir. No es, en absoluto, un político más. Es un tipo elegido por Pedro Sánchez para desviar la atención sobre temas relevantes. Sus broncas y ocurrencias permiten, aunque sea por unas horas, evadir al personal de otras cosas más relevantes: las negociaciones secretas en Suiza con Junts, partido que hasta hace poco era calificado como extrema derecha, o la amnistía que pretende conceder Sánchez a los que intentaron un golpe de Estado en Cataluña en 2017.
Una de las primeras polémicas ha sido la de comparar la concesión de la amnistía con casarse de penalty. Una comparación, no lo dudéis, tremendamente didáctica y esclarecedora. Sus palabras fueron las siguientes:
¿Usted se hubiera casado si no se hubiera quedado embarazada su mujer? Pues a lo mejor en este momento no, pero nos queremos mucho y seguramente dentro de unos meses nos hubiéramos casado también.
Desde Castelar no habíamos tenido a un político tan isigne. Nos aguardan grandes jornadas.
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